Los biofermentos son la nueva generación de activos para el cuidado de la piel. Son producto del proceso de fermentación de materiales orgánicos por medio de una intensa actividad microbiológica, los cuales son transformados en minerales, vitaminas, aminoácidos y ácidos orgánicos de gran valor para la piel.
En esta ocasión hablaremos del biofermento de cempasúchil, el cual se obtiene al someter las flores a un proceso de doble fermentación con probióticos. Al inducir estrés durante el cultivo de estos microorganismos, producen proteínas de “shock” las cuales son metabolítos secundarios que tienen grandes capacidades antioxidantes, protegen contra el daño solar, optimizan la asimilación de oxigeno y muy importante: aumentan los niveles de adenosína (moléculas portadoras de energía para las células).
Ok, ¿y por qué es importante? Existen varias razones que causan que las células de la piel vayan perdiendo energía: la edad, exposición a la radiación, falta de cuidados, etc. Cuando las células van perdiendo sus funciones: disminuyen las fibras de colageno, hay una menor síntesis de proteínas y es cuando comenzamos a ver los efectos del envejecimiento prematuro.
Esas moléculas ayudan a reparar el daño celular, y devuelven la energía a las células para que puedan seguir cumpliendo sus funciones adecuadamente. Esto significa: mayor elasticidad, desvanecimiento de arrugas y manchas, e incremento en producción de colágeno.
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